28 de abril de 2013

Guerrero, a prueba. Carta a Angel Aguirre Rivero



Días aciagos vivimos en Guerrero. Nuestra convivencia democrática se pone a prueba. No sólo es el magisterio guerrerense quien en el ágora argumenta, debate y se manifiesta por el tema que es neurálgico para el desarrollo con justicia al que tenemos derecho.

Usted es un hijo de una generación caracterizada por la protesta, generación que transitó del México de partido hegemónico a la nación políticamente plural: al país de las reformas, innumerables por imperfectas, pero con el generoso propósito de acoger a todos. La reforma política fue una de ellas. Para esta misiva, la más importante, pues llevó a la tribuna nacional las voces que, en su legítimo derecho, se manifestaban con las armas.



Fueron tiempos difíciles. Pero esta tierra mexicana que nos parió a todos, como una madre, tiene siempre un lugar para cada uno.

¿Cómo convivir en un Estado heterogéneo como Guerrero, hecho a retazos de entidades vecinas, con diferencias étnicas, culturales y económicas, diferencias que hasta ahora no hemos procesado debidamente?

De todas ellas abrevamos para forjar la cultura y la práctica política guerrerense. En el Instituto Literario de Toluca, bajo la orientación de ese gigante de la Reforma, el talentoso Ignacio Ramírez, se educó don Ignacio Manuel Altamirano, poeta, diplomático y maestro, que tanto lustre diera a México.

Señor gobernador: El interés general obliga a retomar el dialogo, restablecer la comunicación entre usted y el magisterio, ser pacientes. Que una mentada de madre y varios cristales rotos no sean pretextos para nuevas confrontaciones. Violentas, esas sí, irreparables.

Entiendo que son demasiadas las voces que le rodean y le convocan a una confrontación cuyos resultados serán indiscutiblemente regresivos. Voces que en las libertades que disfrutamos, respetamos, pero no compartimos. Le digo por qué. Lo más fácil en un conflicto es recurrir al aniquilamiento del adversario, avasallarlo. Pero esa no es la razón de la política. Y si me lo permite, es la negación de la convivencia que tanto nos ha costado y que usted, constitucionalmente, está obligado a preservar.

En esta hora no está solo, de hecho todos debemos colaborar para superar estas diferencias naturales. Para ello, debemos tener disposición y reconocer el argumento de los otros. Que se privilegie la fuerza de la razón.

No quiero terminar sin apuntar la generosidad del movimiento magisterial, un movimiento que no se ha apartado del campo de la educación. Que en sus protestas son estridentes, todos coincidimos, pero nadie podrá argumentar su derecho a disentir y, sobre todo a debatir en el campo que no le es ajeno.

Extraigamos lecciones de esta inconformidad social.

Que el eco de la voces de la vieja Facultad de Economía, tiempos de formación y de estudio, sea el ambiente en la reconstrucción de la mesa de dialogo; que sean esas voces juveniles quienes ponderen sus decisiones.

A mi memoria viene el recuerdo de un ciclo de conferencias realizado en el Centro de Convenciones Carlos Fonseca Amador, en la ciudad de Managua, convocada por la entonces Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional que agrupaba a todas las expresiones del sandinismo (que meses antes había derrocado a Somoza y en las calles destacaba la frase de Augusto César Sandino “implacables en el combate, pero generosos en la victoria”, frase que a usted le gusta repetir, señor gobernador. Así le recuerdo). En este ambiente festivo, con la puntualidad que le caracteriza, don Pablo González Casanova advertía a los nueve comandantes de la JGRN, los urgentes requerimientos de la democracia latinoamericana, (aquella democracia parida con gritos, pujidos, llantos, dolor y sangre)-. El autor de

La democracia en México, subrayaba: “La única forma de cuidar la revolución y para que la democracia tenga sentido y no se nos vaya de la manos, debe haber oposición y si ésta no existe, hay que crearla”.

El ciclo lo coordinó el sacerdote, escritor y poeta Ernesto Cardenal, partidario de una revolución desprovista de venganza, destacado defensor de la teología de la liberación, ministro de Cultura del nuevo gobierno y responsable del programa más ambicioso en formaciones sociales rezagadas: la alfabetización.

Señor gobernador, ya termino, usted no se preocupe de la recomendación de don Pablo, la oposición ya la tiene, pero también la disposición de todos los guerrerenses a debatir, constructiva y democráticamente en este tema central, que es la educación.

No sólo el magisterio, Guerrero y nuestra democracia están a prueba.

aresza2@hotmail.com

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