11 de julio de 2010

Los Caminos de la Izquierda

Abandonadas las premisas fundacionales de los partidos, las contiendas electorales en México son anecdóticas más que ideológicas. Por ello no es casual que el tema de las coaliciones nutran el debate de los actores políticos.

Las fuerzas de izquierda no escapan a este funeral ideológico. El drama para el PRD es que su pragmatismo le ha jugado en contra: los que añoran las banderas abandonadas se quedan en casa reiventando sus ideales; en tanto que los aliancistas, revistiendo caracteres dramáticos, en una práctica tribal, golpean sartenes y cacerolas para que la luna se coma al sol.

El PRD era la casa que acogía a todos aquellos ex socialistas, ex comunistas, socialdemócratas, otros tantos sin disciplina partidaria pero identificados con las luchas obreras o campesinas, que demandaban una organización política moderna que superara religiones totalitarias y conformara un proyecto de país democrático.

La dirigencia actual no significa renovación alguna; es el mismo personal político; años más, años menos, que ha protagonizado la historia del partido desde su fundación. Un partido que se ha anquilosado en sus mismos discursos y en sus viejas prácticas.

La izquierda de este siglo no ha podido dar respuesta a problemas situados ahora en el contexto de la globalización y, abandonados sus programas de formación de cuadros, busca alianzas que solo fortalecen a sus nuevos compañeros de viajes, viejos adversarios.

Guerrero exige un partido de izquierda capaz de renovarse, reconstruir lealtades, volver acercarse a la sociedad civil. La mayor contribución histórica de la izquierda a la democracia ha sido su permanente lucha contra la desigualdad social, su congruencia política en el debate y su agudo diagnóstico de la realidad mexicana.

Bajo criterios aritméticos y con el único argumento de no dejar que vuelva el PRI a Casa Guerrero, hoy, un gran número de dirigentes pugnan por una coalición con partidos que apenas ayer eran la antitesis de su ideología.

¿Existe todavía la izquierda electoral o es sólo una nuez vacía?, ¿tiene contenido el discurso de izquierda en un viejo edificio que requiere reconstruirse o demolerse?

La figura del boxeador golpeado y que sólo habla incoherencias es una adecuada figura para entender los resultados electorales para la izquierda el pasado 4 de julio. Y como la lengua suele ser más rápida que el pensamiento, a veces salen de sus dirigentes estas declaraciones: “la coalición funcionó”, sin preguntarse para quien.

La digestión política es siempre más elaborada.

En los hechos, el PRD contribuyó a que en tres estados de la República triunfaran candidatos que en la práctica se identifican con el presidente de la República, más allá de la relación institucional. Ninguno de ellos era militante de este partido. Esta es una realidad ineludible que no se le puede disfrazar ni adornar. En una praxis política de una verdadera izquierda es una aberración estratégica el haber apoyado estas candidaturas. Sin esparcirse la polvareda de la jornada electoral, el PRD no tuvo que esperar el objetivo del viaje aliancista. La eufórica declaración de César Nava, dirigente nacional del PAN, fue contundente: “después de esto, podemos afirmar que el presidente Calderón entregará la banda presidencial a una o un panista en 2012”. En política sumar no es como en la aritmética, a veces lo que parece ser una suma es en verdad una resta.

Los sectores populares ven en esas alianzas componendas oportunistas que definitivamente dan hegemonía a los beneficiarios de la pobreza extrema en que viven millones de mexicanos. La historia ha demostrado que en esta colaboración de clases, el único que pierde es el pueblo en tanto que el partido que dice representarlos, se desfigura.

Dos elecciones presidenciales son prueba suficiente de que es posible ser exitosos en los procesos electorales con un amplio movimiento progresista, con un ideario programático que de identidad a la propuesta. Esta es una innegable alternativa con posibilidad de éxito. ¿Por qué seguir machacando que en sin tetas no hay paraíso?

Este no es el momento más glorioso del PRD, pero caramba, alguien tiene que hacer algo para no seguirlo enterrando. No se trata de “borrón y cuenta nueva”, pero sí de analizar de manera precisa la realidad concreta, cambiante, como dirían los marxistas de antaño.

Amalgamado con el PAN, el PRD probablemente conserve espacios políticos testimoniales y los privilegios para la elite dirigente, pero como propuesta política de transformación nacional, no tiene futuro.

En definitiva, si sumar fuerzas es la consigna no se ve otro camino en el corto plazo sino el de reafinar y ampliar lo que fueron las fuerzas fundacionales del PRD: la gente, las bases todavía están ahí, y los problemas sin resolver también.

En lo sustancial el camino no debe emprenderse poniendo delante la carreta de los bueyes, o en otras palabras, el tema de discusión no debe ser si regresa o no el PRI a los Pinos, sino la reconstrucción de un amplio movimiento de centroizquierda, capaz de disputarle el poder político a la derecha –de cualquier color– y, sobre todo, hacia donde se quiere caminar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario