16 de julio de 2013
El reto democrático
El reto de la democracia mexicana es infinitamente mayor en las entidades federativas, en donde, después de cada elección, las constancias de mayorías son entendidas por los titulares del Poder Ejecutivo como títulos de propiedad de la entidad que gobiernan. Esto explica la debilidad de las instituciones y la grotesca subordinación de los otros poderes al gobernador en turno.
¿Son las condiciones objetivas, materiales y culturales las que explican la concepción patrimonial del poder en sociedades atrasadas como la guerrerense?
Llevar al extremo las prácticas antidemocráticas ha sido contraproducente al desarrollo social y político de Guerrero, la ausencia de protocolos en el ejercicio del poder no solo conduce a resultados insatisfactorios en el gobierno, sino que acentúa nuestro atraso en el mapa regional.
El debate de la democracia hay que sacarlo del monasterio de la academia y llevarlo más allá de la reformas que periódicamente ocupan el debate de nuestros legisladores, debates que no tocan el atraso territorial de nuestro régimen.
La sociedad registra frustraciones de la política y de los políticos, las tretas autoritarias se cuelan en cada reforma, el verdadero legislador -omnipresente-, pervierte las instituciones y los reclamos democráticos. La casa diseñada para cada ensayo de reforma electoral se parece demasiado a la previa, las reglas no cambian, al contrario, se expanden las atribuciones del gobernador, arribamos una y otra vez a resultados decepcionantes. El gran aprendizaje de Philippe C. Schmitter es que no hemos encontrado recetas constitucionales para la eficacia democrática.
En las primeras reformas políticas, cuando se sudaba entusiasmo democrático, escribíamos que tal o cual arreglo institucional garantizaba el vigor de nuestra democracia.
Hoy, se han diluido esas certezas.
El polémico Francis Fukuyama aborda en sus trabajos la difícil transición a la legalidad. Advierte que nuestros análisis de la fundación democrática andan cojos. Si las democracias contemporáneas se sostienen en dos piernas (la democrática y la liberal) la ciencia política ha examinado solamente la pierna democrática. La otra, apenas ha sido examinada. Por una parte, el régimen se funda en el respaldo popular; por la otra, ha de proveer un Estado de Derecho, provisión que está ausente en Guerrero.
Nos hemos entretenido en arreglos de partidos, sin tocar nuestra brocha cultural e histórica y con ello trazar un cuadro para arribar al sitio de la legalidad democrática. El imperio de la ley es la carpeta del orden público y la intervención ciudadana. Al igual que el autor de El fin de la historia, encontramos conclusiones antipáticas: En Guerrero se mantienen en pie las instituciones representativas pero, a tal modo adulteradas, que impiden su funcionamiento como mecanismos de control y vehículos de
participación.
aresza2@hotmail.com
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