20 de agosto de 2013
Cruzada contra el hambre
Reciba la familia Dávila Otero, mis sentidas condolencias.
Si la Cruzada contra el Hambre no va acompañada con la Cruzada contra la Corrupción y la Impunidad de los servidores públicos, seguiremos perdiendo el tiempo, engañándonos y perpetuando a la exclusión a los miles de guerrerenses que viven en la miseria.
La Cruzada debe ser eso, por definición, una expedición para recuperar los territorios de la ética y de la justicia de nuestro régimen político y económico.
Hace unos días tuve la oportunidad de acompañar a investigadores del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey, interesados en conocer los santuarios de la pobreza, particularmente la colonia Simón Bolívar, asentamiento piloto del Programa Nacional contra el Hambre, el más ambicioso en la historia de este país, para abatir la pobreza.
"Aquí viven los más pobres de Acapulco, familias que no tienen para comer, cuyos ingresos se derivan de la economía informal, pero también aquí viven cientos de delincuentes que mantienen al municipio en la inseguridad y con altos índices de criminalidad", les informaron, algunos vecinos, a los estudiosos visitantes.
El fenómeno no es nuevo. La pobreza es la misma en todos los países y en todos los tiempos.
"Aquí viven los más pobres de los pobres, los obreros peor pagados, junto con ladrones y sinvergüenzas", indicaba el joven Federico Engels a un Carlos Marx conmovido, en julio de 1845, al recorrer St. Guillen, uno de los "barrios malos" de Londres, en donde la miseria superaba la imaginación.
¿Tú crees que alguien del gobierno se preocupa realmente por estos obreros?, se preguntaba el autor de La situación de la clase obrera en Inglaterra.
Un día después, los académicos del ITESM, visitaron las zonas residenciales donde viven nuestros funcionarios y representantes populares, nacidos muchos de ellos en apartadas comunidades de Guerrero, que ayer tenían fuertes carencias económicas, vivían en colonias marginales y hoy disfrutan de holgura material, camionetas de lujo, residencias que se cotizan en dólares, viajes de recreación y casas en el extranjero. En similar comentario al de la Simón Bolívar, el taxista que les atendía externó: "aquí viven los políticos ("ricos y sinvergüenzas") que recientemente se encumbraron, que han amasado fortunas en la política, con un cinismo que irrita. Son los que mantienen en la pobreza a los que viven en la parte de atrás de Acapulco. Los "extorsionadores de cuello blanco", les define un ex legislador. El otro lado de la moneda; los que acompañan a la secretaria de Desarrollo Social federal, conmovidos por la extrema pobreza de sus paisanos.
Ricos y pobres, son los dos rostros de un mismo fenómeno que se explican uno al otro. A semejanza del dios Jano, quien poseía dos rostros mirando hacia direcciones diferentes, la historia de Acapulco mantiene una coexistencia siniestra y absolutamente frágil, en búsqueda de una válvula de escape, que no es precisamente el reformismo.
La pobreza, por razones lógicas, no se resuelve con programas que se dejan en manos de los mismos que se han apropiado, indebida e impunemente, de los recursos públicos.
Guerrero es una entidad rica, con desequilibrios sociales y económicos, sistemáticamente saqueada por grupos que se reciclan y perpetúan nuestro atraso.
La pobreza no es producto del determinismo histórico, antropológico o geográfico de los guerrerenses.
La pobreza y la inseguridad son hijas de la injusticia.
aresza2@hotmail.com
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