Acapulco, la Joya de la Corona, vive el periodo más doloroso de su historia, golpeado de gravedad en el pulmón de la zona económica con mayor desarrollo e inversión, por el paso devastador de los huracanes Manuel e Ingrid. En comunidades y colonias populares sus efectos fueron más desastrosos..
Escenas dantescas se reencuentran. El mitológico Caronte*, el barquero de Hades, el encargado de guiar las sombras errantes de un lado a otro del río Aqueronte -si tenían un óbolo para pagar el viaje-, recorre las zonas inundadas. "Aquellos que no podían pagar el viaje, tenían que vagar cien años por las riberas del Aqueronte, para después, si había tiempo y lugar, accedía a portearlos".