10 de septiembre de 2013

Nuevo Pacto Fiscal



Una conclusión que comparten los estudiosos de las causas del atraso económico mexicano, es nuestra debilidad institucional, la corrupción y la falta de transparencia en el uso de los recursos públicos. Poco hemos avanzado para contener el abuso de quienes ejercen el gasto. Nuestra burocracia es cara, con salarios y privilegios desconsiderados y que, en muchos casos, se queda con una parte significativa de los recursos fiscales.

Algunos políticos dicen que amistad que no se refleja en el presupuesto no es amistad, pero ese dinero no sale de la cartera de ellos, a quienes les gusta ser generosos con sombrero ajeno, sino de la de todos los ciudadanos que pagamos impuestos.


Aquí conviene recordar que una parte importante del gasto público proviene de los recursos por la venta de petróleo crudo, la llamada renta petrolera.

El pago de impuesto es el precio por vivir en sociedad, por gozar de bienes como la seguridad pública, los caminos, el alumbrado y los servicios de agua, así como un conjunto de derechos universales de los individuos como la educación, salud y vivienda.

Cobrar impuestos y la manera de gastarlos es el nudo central de la relación ciudadanos y gobierno. En una democracia es la decisión más importante que toman nuestros representantes al incidir directamente en el bienestar de todos. La sociedad acepta pagar impuesto a cambio de decidir su monto y cómo y en qué se gastan sus recursos a través de sus legisladores. Los políticos, en sentido estricto, son empleados de la sociedad.

Nuestro modelo dista mucho de ser espejo de esta realidad; Insuficiencia y desperdicio se agregan a nuestros males. Muchas escuelas públicas carecen de instalaciones apropiadas, la infraestructura pública es exigua y de mala calidad; la violencia campea y a diario enfrentamos la injusticia de nuestra enorme desigualdad. Esto es así por lo ineficaz de nuestro pacto fiscal Hay que gastar de manera eficiente los recursos públicos para construir verdaderos derechos universales que amplíen sobre todo las oportunidades de los sectores más pobres y desprotegidos.

El país no ha encontrado un equilibrio fiscal justo, eficaz y sostenible, afirma, Carlos Elizondo Mayer-Serra. El pacto fiscal vigente no responde a las urgentes necesidades de México porque descansa sobre tres debilidades: cobrar poco, gastar mal –con amplios espacios para la corrupción- y gastar significativamente más de lo que se obtiene a través de impuestos.

Si la naturaleza del pacto fiscal es un aspecto medular para entender qué tipo de Estado y de sociedad queremos, se requiere que el gasto público sea de calidad y pertinente. Que los funcionarios no roben. Que se sancione la evasión, que no se condonen obligaciones a los grandes hombres de negocios y que millones de mexicanos en la informalidad contribuyan a la hacienda pública.

Nadie objetaría una reforma hacendaria si estuviéramos seguros que la premisa de la recaudación fuera quien más tiene, que pague más.

En estos momentos en que la función central del gobierno –proveernos seguridad pública- está en entredicho, discutir el tema que nos ocupa, puede parecer ocioso. Sin embargo, mejorar nuestro pacto fiscal es la ruta para poder enfrentar con eficacia ese reto.

Pero, toda reforma será ociosa, si no extirpamos el cáncer de la corrupción y de los privilegios de las castas políticas y económicas, origen de nuestro atraso. La alternancia democrática nos da la oportunidad para rehacer el pacto fiscal.

aresza2@hotmail.com

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