"Quienes no tienen el valor de sacrificarse, han de tener al menos el pudor de callarse ante los que se sacrifican" -José Martí
El caso de los 43 normalistas desaparecidos abrió a la luz pública el tema de las desapariciones forzadas, pues en este caso elementos del Estado, como las policías de Iguala y Cocula, así́ como el ex alcalde de Iguala, participaron en este secuestro masivo.
Sin embargo, este grave acontecimiento forma parte de otra estadística preocupante: Desde 2007, 54 personas han desaparecido semanalmente, ocho cada día, para un total de 22 mil 610 desaparecidos hasta ahora. Estos casos que habían caído en el archivo muerto que construyeron las autoridades para los desaparecidos, no pueden permanecer más en el olvido.
2014 se convirtió en el año donde más desapariciones ha habido: Un total de 5 mil 98.
Ayotzinapa es un punto de quiebre en el historial de las desapariciones en México, que pone en evidencia la falta de capacidad institucional para prevenir la des- aparición forzada, para buscar y localizar a personas desaparecidas y para investigar, procesar y castigar a los responsables.
El ataque a los normalistas en Iguala dejó al descubierto la debilidad del Estado mexicano, pues el alcalde de esa ciudad actuaba con fines criminales al amparo del po- der. Pero el horror era mayor: Al buscar a 43 descubrimos que eran decenas de fosas clandestinas con restos humanos. Iguala era un cementerio. El reclamo fue mayor, justicia para todos.
La Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, la considera como un delito de lesa humanidad imprescriptible, definiéndola del siguiente modo: “Se considera desaparición forzada la privación de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuere su forma, cometida por agentes del Estado o por personas que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado”.
La desaparición es lo que vuelve al ciudadano un homo sacer es decir una persona que puede ser asesinada impunemente. El procedimiento de hacer desaparecer a los opositores es un método represivo que se basa fundamentalmente en la producción de desconocimiento. Por eso, saber qué pasó, recuperar la memoria y exigir la ver- dad se volvieron reclamos principales de las victimas y de las organizaciones de derechos humanos. Una de las consignas que refleja esta preocupación cantada durante las marchas de protesta contra las dictaduras militares en América Latina, decía: “¡Los desaparecidos que digan donde están!”.
Criminalizar la lucha estudiantil ha sido una constante en Latinoamérica. El film “La noche de los lápices”, recrea el suceso real conocido por el mismo nombre: En septiembre de 1976, durante los primeros meses de la última dictadura cívico militar argentina, siete estudiantes adolescentes de la ciudad de La Plata fueron secuestra- dos, torturados, asesinados y desaparecidos por reclamar una reducción en el precio de los boletos del transporte. En sus horas libres se dedicaban a enseñar a niños de barrios pobres y a la recuperación de viviendas.
En la madrugada del 16 de septiembre del 1976, entre las 0:30 y las 5:00 horas, un grupo de militares llegó a cada una de las casas de los dirigentes, sacándoles violentamente, amenazando con armas a sus padres. Con el secuestro de estos estudiantes se da inicio al hecho histórico conocido como “La noche de los lápices”.
Mientras tanto los familiares de los detenidos inician una lucha en pos de encontrarlos. Casi todos los estudiantes son asesinados y sus cadáveres son desaparecidos. Sólo uno es liberado en 1980. Un texto final señala que fue de los pocos sobrevivientes del terrorismo de Estado que ejerció la genocida última dictadura cívico militar y gracias a su testimonio brindado en el Juicio de las Juntas en 1985, esta historia pudo ser conocida. El resto de sus compañeros secuestrados, continúan desaparecidos.
Fueron miles los desaparecidos por la dictadura argentina, lo que obligó a la instauración de una Comisión por el presidente Raúl Alfonsín el 15 de septiembre de 1983, con el objetivo de esclarecer las atrocidades cometidas por el régimen militar, del 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983.
El Informe Final de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas, fue publicado en un libro que simplemente se denominó “Nunca más”. Es conocido también con el nombre de “Informe Sábato”, puesto que fue el escritor Ernesto Sábato quien presidió la Comisión. El titulo “Nunca más” fue propuesto por Marshall Meyer debido a haber sido el lema utilizado originalmente por los sobrevivientes del Gueto de Varsovia para repudiar las atrocidades del nazismo.
Custodiados por la tragedia de los jóvenes normalistas sacrificados, torturados de la manera más despiadada, exijamos la verdad, la justicia y el castigo para los responsables; requerimos intensificar su búsqueda y respuestas precisas, repitiéndonos “nunca más”, en una contundente declaración de intenciones para el futuro.
aresza2@hotmail.com
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