24 de diciembre de 2011
Ayotzinapa: los deberes de la amistad y de la ley.
De nueva cuenta Guerrero es nota nacional. Y no precisamente en temas que nos llenen de orgullo.
Nuestra historia se repite, con los errores y horrores de las fuerzas del orden público.
El 30 de diciembre de 1960 el movimiento estudiantil apoyado por amplios sectores de la sociedad fue reprimido por la fuerza policiaca en el centro de la ciudad de Chilpancingo, represión que llevó a la caída del gobernador Raúl Caballero Aburto, el 4 de enero de 1961.
En aquel momento, todo se agravó, cuando un electricista colgaba una manta en un poste de luz y recibió un disparo que le causó la muerte.
Sobre los motivos determinantes que influyeron en la desaparición de los poderes en Guerrero, el doctor Marcial Rodríguez Saldaña escribió en su tesis doctoral (citando a Alba Teresa Estrada Castañón):
“Cuando entran en conjunción con otras fuerzas sociales, la crisis se profundizó con la imposición de familiares y amigos en los principales cargos burocráticos... El nepotismo del régimen, al monopolizar los cargos públicos, suscitó el descontento de funcionarios y lideres desplazados” (pág. 140).
Hasta aquí Rodríguez Saldaña. Hoy, cuando decenas de estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”, exigían el cumplimiento de una audiencia al gobernador del estado, Ángel Aguirre Rivero, dos jóvenes fueron asesinados en la Autopista del Sol, por la Policía Ministerial de Guerrero, según prueban los videos de la Procuraduría General de la República.
Para facilitar las investigaciones, se tomó la decisión de separar de sus cargos al gabinete de seguridad pública. Decisión saludable pero que no es suficiente.
El capítulo Tercero, de la Ley Orgánica de la Administración Pública, sobre las competencias de las secretarias del Ejecutivo, se lee:
Articulo 20.- La Secretaría General de Gobierno es el órgano encargado de conducir, por delegación del Ejecutivo, la política interna del Estado, correspondiéndole el despacho de los asuntos siguientes:
XXXIX.- Proporcionar la atención adecuada y oportuna a las demandas que le presenten ciudadanos u organizaciones sociales y partidos políticos, en un marco de tolerancia, armonía y respeto, procurando mantener una relación efectiva y coordinada con los mismos en la solución de sus requerimientos, a través del diálogo, la concertación y el respaldo para facilitar su acceso puntual hacia los servicios públicos que brindan las dependencias y entidades del gobierno estatal;
En el conflicto que nos ocupa, esta dependencia no cumplió con la responsabilidad a que la Ley le obliga. En cinco ocasiones la solicitud de audiencia fue cancelada por esta instancia de gobierno.
El problema se dejó correr, por una errática estrategia política o irresponsabilidad de los funcionarios.
La defensa primaria del gobierno es patética. El discurso oficial y las inserciones de apoyo en los medios de comunicación parecen desprendidos de la misma matriz despótica de la década de los sesenta; para seguir el guión del autoritarismo, falta acusar a los estudiantes del delito de disolución social que bastaba para encarcelar a inconformes con el régimen.
La investigación debe llegar tan lejos como lo reclama el interés público.
La sociedad exige el castigo de quienes cobardemente asesinaron a estos jóvenes, pero sobre todo, de quién dio la orden de cometer tal barbarie.
Sin importar militancias políticas o afectos personales, los guerrerenses exigen justicia.
Decía don Benito Juárez:
Los deberes de la amistad concluyen, donde empieza el imperio de la Ley.
6 de septiembre de 2011
Entre el silencio y el desprecio.
La situación en el Cuerno de África supone la más grave crisis de seguridad alimentara que tiene lugar hoy en el mundo. Miles de personas han muerto desde que comenzó, tras la ausencia total de las lluvias estacionales en octubre-diciembre de 2010.
La situación se ha visto agravada por un conflicto prolongado que con el tiempo han obligado a millones de personas a huir de sus casas, abandonando tierras, ganado y otros activos productivos.
Casi 12 millones de personas se hallan en riesgo de muerte por hambruna ante la pasividad de la comunidad internacional. Las imágenes son tan duras que ha sacudido la conciencia de las Naciones Unidas, que han dado la señal de alarma: el Cuerno de África sufre y muere entre el silencio y el desprecio de Occidente.
Somalia, Yibuti, Eritrea y Etiopía conforman el llamado Cuerno de África, un espacio para la desolación y la muerte. La situación no es nueva: las guerras y la hambruna asolan estos territorios desde hace muchos años, y lo hacen sin solución de continuidad. Sólo las ONG's trabajan in situ con más voluntad que medios. Pero ahora la situación es casi de exterminio: Naciones Unidas ha calificado de “crisis alimentaria” la situación que se vive en la región
Es necesario un esfuerzo continuo para poner en marcha una respuesta inmediata, global y a gran escala, según la FAO. En Somalia existen 3,7 millones de personas en situación de crisis, de los cuales 3,2 millones necesitan ayuda de forma inmediata si se quiere salvar sus vidas (2,8 millones de personas en el sur).
La hambruna en Somalia ha provocado la muerte de decenas de miles de personas en los últimos meses, y la situación podría agravarse aún más a menos de que se actúe con urgencia. El organismo de la ONU ha pedido 120 millones de dólares para responder a la sequía en el Cuerno de África con ayuda agrícola de emergencia. En este escenario es importante no olvidar la crisis humanitaria en Sudán y en la República de Sudán del Sur, para las que la FAO había solicitado ya 37 millones de dólares.
Para que usted tenga una referencia de lo que significa esta cantidad para el mundo occidental, debemos recordar que el primer día de la Operación Odisea del Amanecer tuvo un costo que fue de más de cien millones de dólares para Estados Unidos, sólo en misiles, al margen de la inyección de mas millones para atacar objetivos de defensa aérea y para dar con las posiciones de las fuerzas terrestres a lo largo de la costa de Libia.
En total Estados Unidos disparó 192 misiles de barco Tomahawks de los 199 que fueron lanzados contra la defensa antiaérea y los puntos de control libios. Cada Tomahawks cuesta cerca de 1,5 millones de dólares, estimó el jefe militar de la OTAN, el almirante estadounidense James Stavridis, ante la Comisión de Defensa del Senado de su país, en total, un costo de cerca de 300 millones de dólares. Todd Harrison, un investigador senior del Centro para Evaluaciones Estratégicas y Presupuestarias, señaló que los costos de EEUU podrían “pasar fácilmente la marca de un mil millones de dólares en esta operación”. Esto es, solo el gasto de un día en la Operación Odisea del Amanecer –inicio de los ataques para derrocar a Gadafi–, hubiese bastado para responder al hambre en el Cuerno de África.
Ante el desprecio del mundo occidental, “cientos de personas mueren a diario, y si no actuamos ahora, muchas más perecerán”, advirtió el Director-General de la FAO, Jacques Diouf. “Debemos de evitar –añadió– una tragedia humanitaria de enormes proporciones”.
Kofi Annan, presidente de la Alianza por una revolución verde en África, alertó hoy que la actual crisis de la seguridad alimentaria, con cerca de mil millones de personas víctimas del hambre, podría convertirse en una catástrofe permanente, amenazando las vidas de muchos millones de personas, así como la cooperación internacional. Junto con hacer frente al problema asociado del cambio climático, Annan afirmó que alcanzar la seguridad alimentaria y nutricional mundial es “el reto de nuestro tiempo”.
"Alimentar a los hambrientos no acaba con el hambre, a menos que ayudemos a la gente a asegurarse un futuro. (Sin embargo), aprovechando el poder de las instituciones y asociaciones regionales, los organismos nacionales, la voluntad política y el compromiso internacional, podemos romper este círculo vicioso creando resiliencia en los hogares, protegiendo los activos productivos y poniendo en marcha medidas para evitar una crisis similar cuando las lluvias -de forma inevitable- vuelvan a fallar en el futuro".
Al pronunciar la 27 “Disertación en memoria de McDougall” sobre seguridad alimentaria, el ex Secretario General de la ONU y premio Nobel de la Paz, aseguró que “si los países no pueden asociarse con éxito para garantizar la seguridad alimentaria -la más básica de las necesidades humanas- nuestras esperanzas de una mayor cooperación internacional parecen condenadas al fracaso”.
En su Mensaje Cuaresmal, preparado por el Pontificio Consejo “Cor Unum”, Juan Pablo II se hizo portavoz de aquellos carentes del mínimo vital: “La muchedumbre de hambrientos, constituida por niños, mujeres, ancianos, emigrantes, prófugos y desocupados eleva hacia nosotros su grito de dolor. Nos imploran, esperando ser escuchados”.
30 de agosto de 2011
Uniformes Escolares
No dudo que el gobernador Ángel Aguirre sea un hombre bien intencionado, pero sólo con esa prenda no garantiza un buen gobierno.
Si bien no era novedoso, llamó la atención uno de sus compromisos de campaña: uniformes escolares gratuitos para estudiantes del nivel básico. Me alentó, sobre todo por su formación profesional. Aguirre Rivero es egresado de la Facultad de Economía de la UNAM donde fue adjunto de mi compañero de generación, Joaquín Vela, viejo militante del Partido del Trabajo, cuya área de investigación, por muchos años, precisamente ha sido La Intervención del Estado en la Economía.
A diferencia de otros que le criticaron por demagógico, creo que este programa hacía falta en Guerrero, porque sería, desde una perspectiva democrática, detonante para el desarrollo regional, generación de empleos, plazas ligadas a la productividad y estímulo para nuevas inversiones en la producción, confección y distribución de prendas, no solo para la escuela, también para el deporte y los trabajadores de la salud; de ahí mi simpatía profesional. Pero la realidad fue otra, las buenas intenciones se convirtieron en acciones de gobierno que van en contra de lo que debería ser una política de empleo y desarrollo. El desarrollo con justicia tiene que ver con el mercado interno y la acumulación de capital, por lo que el Programa de Uniformes Escolares va (o debiera ir) de la mano con la transformación económica y social.
“Incumpliendo su compromiso con que la mano de obra sería guerrerense, fueron dos empresas textileras que operan en el Estado de México y el Distrito Federal las que confeccionaron los 508 mil 630 coordinados escolares”, señala la prensa, cuya inversión fue de unos 80 millones de pesos. El gobierno estatal también adquirió paquetes de útiles escolares, con una inversión total, precisó Regina Kuri Salas, encargada de los programas sociales Guerrero Cumple, es de unos 90 millones de pesos. Calificó el hecho de “histórico”, tanto que “abría de ser el parteaguas del antes y el después en Guerrero”; y aclaró que “la razón por la que no encargó los uniformes a empresas locales, en principio, fue porque no reunían los estándares de calidad de las telas, y segundo, por la falta de tiempo”.
“La licitación fue abierta, agrega la funcionaria, porque no había empresas guerrerenses que tuvieran la capacidad para confeccionar en tres meses los más de 500 mil coordinados escolares.
“Cumplimos con la distribución de uniformes y útiles escolares. Ahora, a prepararnos para producirlos y comprarlos en Guerrero en el próximo ciclo escolar”, subraya un asesor “en otra época el señor Tlacaélel” del Ejecutivo del estado.
Así, en una licitación que no se tiene registro, decenas de millones de pesos, “por falta de tiempo”, fueron a parar a empresarios del Distrito Federal y del Estado de México.
“Armar un programa de carácter social, productivo y económico, que genere oportunidades de empleo para atender a los miles de guerrerenses que viven en la pobreza”, como bien lo señala el gobernador, no admite improvisaciones. Si bien es cierto que carecemos de maquiladoras capaces de producir esta demanda (en calidad y cantidad), no justifica la compra en otras entidades. Eso es lo más fácil, pero lo más próximo a la irresponsabilidad. ¿No era más sensato, en una primera etapa, para proteger nuestro mercado interno, trabajar en estrategias como el convocar a los comerciantes del Estado que se dedican a la venta de uniformes y artículos escolares, interesados en participar en el programa, a registrarse en un padrón y a través de vales del gobierno hacer su entrega a los padres de familia? ¿Había necesidad de poner en riesgo la inversión y los empleos de esas empresas, que por muchos años le han apostado a Guerrero? Mi opinión no es nueva, ya es un modelo exitoso en muchos estados del país. No era necesario golpear nuestra incipiente planta productiva y comercial, sobre todo en la crisis que vivimos, donde lo más importante es preservar el empleo, sin cualificarlo, sea temporal o definitivo.
¿Que no tenemos la infraestructura adecuada?. Es cierto, pero para eso es la intervención del Estado.
Si el roble tarda años en crecer, más vale abrir el surco ahora para sembrarlo, para no tener que esperar aun más. Si el cambio en Guerrero va a requerir de muchos años de esfuerzo y trabajo, más vale tomar medidas inteligentes ahora. Por formación y convicción Aguirre le recuerda al secretario Blake Mora: “No olviden que Guerrero es una entidad de profundos contrastes y en donde tenemos regiones como la montaña donde la gente se está muriendo de hambre” y en una teoría del desarrollo aprendida en su carrera profesional, (sustitución de importaciones. Fernando Fajnzilber, et al) que favoreció el optimismo y la confianza de su campaña, ha insistido “lo que Guerrero produce y consume debe ser de y para los guerrerenses”. Posición que retoma reivindicaciones muy justas. ¿Pero porque no empezó éste programa con esa premisa?. ¿Por qué el programa no lo asumió la Secretaría de Desarrollo Económico como era lógico?
El discurso del hambre y la pobreza debe ir aparejado con la dignidad, la entereza, pero sobre todo con el sentido común. Demasiados años hemos dedicado a adjudicarle nuestro atraso a los demás.
Imputar responsabilidades a otros sólo ha servido para la exculpación propia.
De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.
Con afecto a mi amigo.
23 de agosto de 2011
Pueblo en vilo.
La inseguridad es uno de los ejes del debate social. Su incremento se vincula a la perdida de espacios públicos y a una creciente sensación de angustia y temor. En este contexto la ciudad ha perdido su capacidad socializadora para convertirse en un campo de batalla, y no precisamente de ideas.
El registro de los diferentes episodios delictivos es un dato innegable de la gravedad del problema.
El Estado es el actor sin contrapeso en materia de seguridad, por lo que el clima de violencia que padecemos pone en evidencia que los gobiernos –en distintos órdenes– no están a la altura de los retos del país. Devorado por la delincuencia organizada, cuya actividad hace ver insignificante a la delincuencia común, hoy Guerrero y Acapulco en particular se refugia en sus hogares para protegerse de algo que el gobierno está obligado a brindarle: seguridad y libertad de tránsito. El hogar es el único reducto para nuestra convivencia. Entre santa y santo, pared de cal y canto.
Preocupa la violencia pero más la ineptitud de los responsables de combatirla. Estos han abdicado de su responsabilidad. Abogados inexpertos en materia de seguridad, que acusan recibo de su ambición política “no tienen ni puta idea”, como diría Saramago, del cómo enderezar el rumbo de este Estado.
Los guerrerenses no merecen esta situación ni estos gobiernos, no es este el lugar donde queremos vivir ni morir; Guerrero es un Estado de gente dispuesta al sacrificio para reconstruir su futuro y su tejido social maltrecho por la calamidad de la inseguridad.
Los secuestros, extorsiones, asesinatos y robos son el otro rostro de “la educación” de nuestra niñez. La escuela ha reducido su radio de acción, y el espejo de la política no refleja los valores en que merecen ser educados. Cual mas, cual menos, nuestros niños y jóvenes creen que la política es una actividad deshonrosa e inmoral, propia de sinvergüenzas. La carencia de ética es notoria en la gran mayoría de los que se dedican a ella. Son cortesanos dispuestos a atender el menor guiño del ejecutivo en turno. El liderazgo personal e institucional son menos vigorosos que antes. Se han tomado decisiones contra el manifiesto punto de vista de los gobernados. Lo cierto es que la sociedad ha perdido la calle y la paz ante la delincuencia y la ineptitud gubernamental
Hemos encerrado el análisis de la inseguridad en el terreno numérico de las fuerzas de seguridad, en la modernización de su equipo y de sus armas. No es la fórmula de más armas y policías lo que devolverá la normalidad a nuestras comunidades, sino mejores gobiernos, dispuestos a abatir esa perniciosa data de enriquecimiento, nepotismo e impunidad; gobernantes dispuestos a servir a los que deben su mandato.
En fin, la gente “con el Jesús en la boca” y oliendo el peligro, anda la mayor parte del tiempo dados a la tristeza, a una tristeza mansa, con frecuentes relámpagos de odio a los que sembraron esta barbarie.
Tenemos años escuchando o leyendo la serie de denuncias por robo o extorsión de agentes encargados de procurar el orden y la justicia, años que han preparado el terreno en el que hoy se mueve el crimen organizado: esa es la génesis de la barbarie que padecemos y la explicación que las fuerzas del orden no tengan la confianza de los ciudadanos.
Por allí debemos empezar, con una policía más comunitaria e integrante de la comunidad, con una clase política que sea lo contrario de lo que hoy es.
Ya Cesare Beccaria (De los delitos y de las penas) hace un par de siglos, amparado en el paradigma del contrato social daba luces sobre la nueva visión de la criminalidad, rompiendo los patrones clásicos de administración estatal del delito y con ello sentando ciertas bases que los preventólogos modernos han adoptado: reforzar el aspecto educativo “pues es el medio más eficaz de evitar el delito”. Con ello no nos referimos solo a la educación que se imparte en el aula, sino a la educación que viene del ejemplo –de la pedagogía– de los actos de los gobernantes. Si los delitos cometidos en la esfera pública no se castigan, será difícil que el proceso de prevención social sea eficaz.
El marco institucional no es el mejor. La crisis de los sistemas de justicia se evidencia en los bajos niveles de legitimidad y confianza ciudadana, así como en la percepción de corrupción e ineficiencia de la justicia y la policía.
Sin duda la emergencia del fenómeno criminal ha desnudado una realidad de ineficiencia para enfrentar delitos cada vez más complejos y organizados. ¿Algo pueden hacer los gobiernos locales? Sí, potenciar la prevención, partiendo de que carecemos de una tradición en el tratamiento de la problemática y una débil vinculación histórica, la experiencia internacional muestra que, bien coordinadas las tareas de control y prevención, se generan resultados efectivos.
Pero en un campo sembrado de desigualdades, falta de oportunidades y privilegios mal habidos, cualquier estrategia –en esta y otras materias–, está destinada al fracaso.
15 de agosto de 2011
Rechazados.
Si los responsables del mundo son todos venerables adultos, y el mundo está como está, ¿no será que debemos prestar más atención a los jóvenes?
Mario Benedetti
Si el futuro de Guerrero es incierto, el de los jóvenes está cancelado. Es este sector el más golpeado. Sin oportunidades de estudio ni de trabajo nuestra juventud literalmente está en la calle; en la calle buscando empleo o un lugar en la Universidad Autónoma de Guerrero para continuar sus estudios. En ambos casos son rechazados, no habrá mas camino para ellos que aquel que supuestamente nuestras autoridades federales, estatales y municipales declaran combatir: la delincuencia. La indiferencia a sus reclamos los llevará a convertirse en reservas para los grupos del crimen organizado.
Nadie se ocupa de sus protestas. La matrícula está cubierta en las disciplinas que desean estudiar, declara el rector. “Sólo tuvieron cabida, es cierto, aquellos que pasaron el examen de admisión”, pero también es cierto, aquellos aspirantes privilegiados inscritos por la cuota de espacios que la universidad otorga a sus trabajadores y otros, que obtuvieron el favor de funcionarios universitarios que aspiran a la rectoría. Serán el voto duro del candidato que incuba Villegas Arrizón. A los otros, que pretenden estudiar en áreas de la salud, se les ofrece una opción: registrarse en carreras que no son de su interés o, sencillamente, inscribirse en instituciones particulares, como si la economía estuviera en bonanza. Existen serias denuncias de exorbitantes cantidades de dinero que exigieron directivos de escuelas para inscribir a alumnos de primer ingreso en estas áreas tan demandadas. El silencio cómplice de la autoridad es la respuesta. Esta es la realidad universitaria, la que ha podrido y seguirá pudriendo la formación de nuestra juventud.
De los rechazados nadie se ocupa. Están solos en su legítimo reclamo. El proceso de selección está viciado de orígen. “El movimiento está politizado”, declara el preclaro Ascencio Villegas Arrizón. Claro que está politizado, no el movimiento, sino la política educativa de la universidad, el método de elección de Rector del cual él es producto y las practicas oprobiosas de sus funcionarios.
La huelga de hambre es la medida extrema a la que puede recurrirse para atraer la atención a la que tienen derecho los jóvenes, atendámoslos antes de que sea demasiado tarde. “No es así como se obtiene el pase a las escuelas”, dice el rector. Si no tienen dinero para pagar las cuotas exigidas o el favor de su delfín a la rectoría, ¿entonces como? Sin demagogias ni compromisos para mañana hay que ofrecerles ahora una educación gratuita y de calidad. ¿Qué sentido tienen los programas de ayudas públicas para familias numerosas o de apoyo a madres solteras, cuando les negamos el elemental derecho a estudiar una carrera universitaria? Ningún desarrollo se construye con dádivas. ¿Por cierto que hace un rector de la Universidad en un evento de entrega de escrituras?
¿Por qué no convocar a una reunión del gobernador Ángel Aguirre Rivero y su secretario de Salud; el rector de la universidad, los señores diputados integrantes de la Comisión de Educación del Congreso del Estado (que preside por cierto un ex rector de la UAG) y encontrar la respuesta más adecuada a las expectativas de nuestros jóvenes, sin romper “los estándares de calidad”? Y conste que no se trata de respuestas de administraciones de izquierda, sino de elemental justicia.
Entiendo que en la actual coyuntura se gobierne con pocos recursos, pero es incomprensible que se gobierne sin ideas. Recuerdo que en aquella prolongada huelga de la UNAM, ante la imposibilidad de usar las instalaciones, un gran número de actividades se desarrollaron en lo que se denominó “clases extramuros”, sobre todo en áreas de la salud, que se impartían en clínicas y hospitales del sector público, con resultados altamente satisfactorios. El problema de la UAG no es sólo financiero, sino de pérdida de identidad y consecuentemente de afinidad con los jóvenes guerrerenses. Nuestra universidad, empantanada en su esquema de cuotas –que sí es un problema estructural– no tiene un modelo educativo y por lo tanto no hay políticas educativas para el desarrollo.
Su crecimiento y razón de ser no debe estar basado en la burbuja de la construcción de espacios educativos, hay decenas de ellos subutilizados y cientos de maestros que no están ante grupos, dedicados a actividades extrauniversitarias. De corregirse esto, habrá mayores posibilidades de inscribir a los alumnos rechazados.
Ningún desarrollo social es posible si no pasa por la educación de su gente. Lo demás es demagogia y ocultar nuestras miserias económicas y educativas.
5 de julio de 2011
Ajustes al lenguaje.
La izquierda en Guerrero ya no es solo oposición, es gobierno. Y eso reclama un ajuste al lenguaje y a las actitudes de los hombres y mujeres que hoy ocupan alguna responsabilidad. Por el número de posiciones en la estructura de gobierno, nunca la izquierda fue tan fuerte como ahora. Y sin embargo, de vez en vez, con una constancia digna de mejores causas, atenta contra las reglas e instituciones que modelan la política y nuestro Estado de Derecho.
Pasado el entusiasmo y las evidentes torpezas en sus declaraciones iniciales en temas que debieran conocer, cabe esperar que la izquierda sea funcional en el gobierno que integran; sin olvidar que el poder es un transformador de personas muy potente y con frecuencia produce resultados inesperados, más si se ve cerca Los Eucaliptos.
La izquierda guerrerense está viviendo esa insensible capitulación de la institucionalidad. Funcionarios muestran signos de confrontación con un estilo que los conduce siempre desde una batalla innecesaria hacia un combate inútil. ¿A qué distancia se está del próximo embate?, El resentimiento, cuando no el odio, es tan evidente en sus declaraciones que sus presuntos enemigos, con la paciencia de Job, terminarán por convertirse en víctimas de una persecución política. Las sociedades nunca se colocan del lado de los victimarios. Yo creo que más que buscar responsabilidad en el pasado hay que sumarnos todos al esfuerzo para resolver los problemas de Guerrero. ¿Alguien podrá negar que muchos de los actuales funcionarios formaron parte de administraciones anteriores y, por cierto, no con buenos resultados?
Los ataques desembozados dejan al descubierto intenciones reñidas con el más elemental sentido común. Es importante emerger de tanto bochorno y restaurar el respeto que nos debemos.
El Estado pierde autoridad cuando se convierte en un Estado generador de conflictos y de ilegalidad.
Los jefes de corrientes parecen no querer ni reconocer límites organizativos a su acción –prefieren la interlocución directa con el jefe del Poder Ejecutivo-, “porque así se estableció desde la campaña”, refieren. Con agendas, ritmos de trabajo y limitantes propias las corrientes y partidos coaligados que integran el actual gobierno, no han logrado construir una casa habitable ni estrategias de comunicación institucional que les dé sentido y rumbo, situación que depone, en los hechos las tareas consustanciales al cargo de Secretario de gobierno, por ejemplo, y hace vulnerable a todo equipo de gobierno. Las presiones por todas partes saltan a la vista. El líder que podría amalgamar las fuerzas y resolver las diferencias parece rebasado por los acontecimientos.
Este es el horizonte que preocupa. Hace falta recuperar la institucionalidad y definir con claridad las rutas de navegación del actual gobierno, no hay, hasta ahora, un camino predecible. El tiempo es corto y el dinero poco.
Con un gobernador fiel a su pensamiento sistémico, la izquierda está obligada a procurar una imagen pública de confiabilidad. Para ello debe cambiar, empezando por el lenguaje.
No puede seguir actuando con las mismas prácticas que se dan en el partido, hoy se encuentran dentro de un gobierno donde sus principales funciones tienen responsables. Nadie ignora la cantidad de concesiones que se tuvieron que hacer para triunfar en las pasadas elecciones. En muchos casos no llegaron los mejores, ni los más aptos, ni aquellos que contaban con experiencia, sino los que eran más convenientes para los partidos coaligados, pese a lo mínimo de su experiencia o su probada ineptitud. Hoy la política es distinta, lejos de significar un avance, ha representado para las cúpulas partidistas una oportunidad de oro para poner a sus incondicionales en la estructura del gobierno. Lo que es facultad del jefe del ejecutivo, el nombrar con toda libertad a sus colaboradores, en la práctica resultó ser una potestad de las cúpulas partidistas o de sus amigos que abrazaron la ruptura que tuvo el candidato con su ex partido. Esto explica –que no justifica- la presencia de un gabinete leal (cuasi familiar) y otro legal, para subrayar quienes son en los hechos sus incondicionales. Años en la política le han enseñado al gobernador Ángel Aguirre Rivero que sobrevivir en el medio requiere una gran dosis de desconfianza. Atmosfera que limita mucho la posibilidad de trabajar coordinadamente y que ante la opinión pública desacredita a todos. Las implicaciones prácticas, legales y políticas son impredecibles, esperemos que Guerrero no tenga que pagar con altos costos de bienestar este “juego democrático”.
aresza2@hotmail.com
9 de mayo de 2011
Nada se construye en un solo día.
En el contexto del centenario de la máxima casa de estudios, el filósofo y ministro de educación en España, Ángel Gabilondo Pujol, advirtió que nunca seremos del todo libres mientras no lo seamos todos, nunca nuestra palabra será efectiva y justa mientras el dolor y la pobreza alcancen a alguien.
En la ceremonia realizada en el Palacio de Minería de la UNAM, cargada de un sentido científico, humanístico y artístico, pero también crítico y propositivo, Gabilondo Pujol planteó la posibilidad de reivindicar a la educación, la ciencia y la investigación como caminos en la lucha contra la miseria y la ignorancia que predominan en el mundo.
En un mundo que ha hecho del éxito rápido, de la acumulación del poder, un sentido, resulta admirable celebrar la austeridad y la sencillez de los valores del compromiso, de la defensa y de la lucha por la diversidad, de la reivindicación de lo intercultural.
La educación, con virtudes innegables, vive momentos difíciles, las políticas educativas se encuentran fisionadas por intereses políticos, cuando no exclusivamente sindicales, que no han entendido que a la única medida que podemos recurrir para salir del atraso es fortalecer el sistema educativo.
Las grandes transformaciones se derivan de la suma de voluntades de toda la sociedad, de claridad en el rumbo y secuencia en el ritmo. Nada se construye en un solo día o con ocurrencias de gobiernos; la educación es un reto colectivo capaz de ser viable con el mayor número posible de mexicanos comprometidos con la transformación y regeneración del país.
Si bien es verdad, según las fuentes oficiales, que se construye un aula cada dos horas, también es verdad que cada dos horas desertan 148 alumnos aprobados, la mayoría de los cuales, cabe suponer que lo hacen por falta de recursos económicos. La relación de la problemática educativa con la desigualdad social y económica en general es perfectamente explicita desde esta perspectiva.
Hoy la sociedad desprotegida transita impetuosa para volverse una sociedad del desperdicio de lo más preciado que tiene y de lo que tanto le costó alcanzar. La juventud se quema a diario como potencia del futuro en el desempleo, la inocupación o la incultura y el analfabetismo tardío. Y la pluralidad política, que nos prometía democracia y buen gobierno se corroe por la banalidad del discurso de los políticos que no encuentran en la sociedad civil y sus organizaciones el correctivo mínimo necesario.
“La ausencia de una fórmula infalible no hace menos necesaria la previsión social…. Las previsiones razonables, valen más, aunque resulten erróneas, que la ceguera total”, nos recordaba el maestro Pablo Latapí.
Los tiempos que vivimos, influidos por una crisis económica de proporciones inusitadas, y marcados por la pobreza y la desigualdad, obligan a reforzar el compromiso de nuestra comunidad con las supremas tareas y objetivos de la educación.
Desde y frente a la desigualdad que es sobre todo una expresión de la injusticia social y no un mandato de las leyes de Dios o la naturaleza, la sociedad tiene que empezar a definir y a decidir el curso futuro que pueda llevarla a puertos más seguros y, si se puede, promisorios.
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