Si algo caracteriza a los políticos de tiempo completo es que están tan inmersos en el tumulto de lo que ellos creen importante, que sus conversaciones terminan siendo un universo propio, un código que expulsa al resto de los mortales.
Los guerrerenses no leen, menos sus políticos. De estos sus lecturas no van más allá de los diarios locales, obviamente si se refieren a ellos. Es su rutina. Ávidos de verse, buscan la página, con prisa y mirada fija, en donde se encuentre insertada la nota y la foto que ellos mismos, el día anterior, enviaron a los medios de comunicación.
Al llegar a sus oficinas no faltará el auxiliar o jefe de prensa, con pecho erguido, que le "informe" que Él se encuentra en el medio de su preferencia. No hace falta afirmar que este aprendiz de político, ejercitado en el doblar la cerviz, es el mismo que tiene la encomienda de enviar la orden de inserción, cada vez que El Jefe se reúne con colonos o tiene una intervención ante un auditorio significativo (la mayoría niños, mujeres o colegas aburridos). Con el diario abierto se ve sorprendido, así debe mostrarse si quiere conservarse en el ánimo de su jefe y crear condiciones para su futuro político.
Acotado su mundo, el "hojeo" del diario termina cuando inicia la sección nacional, eso no le importa, menos la de cultura; seguramente lo cerrará no sin antes repasar las notas deportivas. El futbol y la política son sus temas.
La venta delibros o novelas de prestigiados escritores nos da idea del nivel cultural y las preferencias de los hombres y mujeres que marcan la agenda política de Guerrero. Si bien su poder adquisitivo es holgado, son escasas sus compras, más de una librería ha cerrado en Acapulco, "solo libros de texto adquiere la gente cuando inicia el ciclo escolar", comentan empleados, somnolientos.
Hace muchos años que, ante la falta de lectores, nuestra industria editorial se ha arruinado, se encuentra lejos de lo que fue en la década de los ochenta o noventa, en donde estábamos a la altura de Colombia (la tierra de García Márquez), Argentina o España.
El asunto es grave. "Las estadísticas avasallan. Demuestran con alevosía y ventaja, sin mostrar forma alguna de clemencia ni resquicio para el anhelado error metodológico, que al mexicano (el 99.99 por ciento) no le gusta leer. Es más, no sólo no le gusta leer, no le gustan los libros ni siquiera en calidad de cosa, ni para no leerlos ni para nada, vamos, ni para prótesis de la cama que se rompió una pata".
En ese desolador paisaje de estadísticas, las más tristes son las que Gabriel Zaid difundió en su ensayo "La lectura como fracaso del sistema educativo": Hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de posgrado, pero que el dieciocho por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha puesto pie en una librería. Luego de mezclar cifras y trazar constantes, el lacónico Zaid concluye: "La mitad de los universitarios (cuatro millones) prácticamente no compra libros." Luego dice que "en 53 años el número de librerías por millón de habitantes se ha reducido de 45 a 18" en la culta capital. Es decir: a mayor esfuerzo educativo, menos lectores. Esto demuestra algo realmente inaudito: en México la clase ilustrada es aún más bruta que la clase iletrada". (Letras Libres, abril 2007).
Otras estadísticas que provienen de la OCDE y la Unesco, en su estudio "Hábitos de lectura" le otorgan a México el sitial 107 en una lista de 108 países.
Los que hacen política son fanáticos sin instrucción y sin información y eso nos hace vulnerables. Cuando en un estado se abandona la lectura, es una perdida para todos. La ingobernabilidad y la inseguridadse respira en todo lugar.
Los gobernantes tienen una característica, si algo hace mal -que es frecuente- no cambian ni tratan de emprender otros caminos, insisten con más fuerza, con terquedad, en lo que están haciendo. Si fueran más inteligenteshace tiempo habríamos salido de este atraso. Los informes de gobierno son crónicas de desastres y cifras de saqueo.
El buen gobierno y el hábito de la lectura, se están muriendo, parafraseando a Doris Lessing, Premio Nobel de Literatura 2007 (recientemente fallecida).
Es una tragedia, en una entidad como Guerrero, caracterizada por la pobreza yel analfabetismo, que gobernar sea atropello, la educación simulación, y encontrar políticos cultos, tarea de Diógenes.
Es eltriste perfil, obscenus, de una clase política que poco lee, pero que, ante Dionisio, cual teatro griego, canta en coro y recita pasajes de sus historias.
aresza2@hotmail.com
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