4 de marzo de 2014

Aquí yace una guerrera

La ex líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, anticipó su epitafio: “Aquí yace una guerrera y como guerrera murió”. Hablaba de la muerte, no de la prisión. La voz de “La Maestra” se QUEBRÓ  . Y no porque estuviera enterada de que protagonizaba su último acto público – ¿cómo podría saberlo?–, sino porque sentía la presión.

La acompañaba el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, un viejo (ella pensaba) aliado. Estaban los maestros de la Sección 36 del SNTE y el secretario general ejecutivo, Juan Díaz de la Torre.

En el evento celebrado en el auditorio sindical de la colonia Los Reyes Iztacala en Tlalnepantla, Estado de México, se cantaron las mañanitas, ya que ese 6 de febrero se celebraba el cumpleaños número 68 y 23 de ellos como dirigente del mayor sindicato de América Latina. Hasta fue aclamada por los docentes, quienes le gritaron: “¡Elba, Elba, te queremos!”.

“La Maestra” solía celebrar su cumpleaños exactamente el 5 de febrero;; el día de la promulgación de la Constitución de la República, rodeada de sus compañeros líderes del SNTE y amigos;; de una gama de aduladores.

Desde las cuatro de la madrugada llegaban a su casa de Polanco los distintos grupos con mariachis y ramos de flores comprados en las mejores florerías del Distrito Federal, regalos de toda especie que hacían llegar los secretarios generales de las secciones sindicales del país, de acuerdo a la investidura y al rango de poder sindical y político que representaba.

Elba Esther Gordillo Morales, investida de dones celestiales recibía a los políticos de derecha y de izquierda y a todos los del espectro de la luz solar.


Elba, la líder, la bienhechora de las candidaturas de diputados y senadores, la que “palomeaba” el reparto de las candidaturas a los puestos de elección popular, desde las candidaturas a las presidencias municipales hasta los apoyos a los candidatos de los gobiernos locales y de la Presidencia de la República, la que negociaba con los gobernadores de las 32 entidades federativas los puestos en las administraciones locales de la SEP;; la que desde su puesto en el Congreso dispuso el nombramiento de algunos Consejeros Electorales del IFE.

En el año de la elección presidencial la acompañaron en su festejo personajes como el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila y Miguel Osorio Chong. Un año más tarde, ya abierto el pleito con el presidente de las reformas, a su fiesta sólo se asomaron el “gobernador de Pueblo”, Rafael Moreno Valle;; el subsecretario Roberto Campa y la panista Gabriela Cuevas, su aliada. Los demás invitados fueron sus operadores y la totalidad de los miembros de la dirección nacional del SNTE.

Veintiún días después de aquel discurso, la “guerrera” – como ella misma se autonombró–, pasó su primera noche en prisión, acusada por la Procuraduría General de la República (PGR) de desviar por lo menos 2 mil millones de pesos de los trabajadores de la educación a varias cuentas privadas. Fue detenida en el Aeropuerto de Toluca.

Ahora la mujer que se proclamó líder vitalicia está en prisión, olvidada por sus compañeros y amigos del SNTE, pero también, del Partido que construyó.

¿Dónde quedaron sus amigos, compañeros y aduladores?

Su 69 aniversario, lo celebró en la Torre Médica del Hospital General de Tepepan, en la más absoluta soledad, viendo a los que encumbró como disfrutan de sus favores.

El sistema que te encumbra, mañana te devora.

En abril de 1989, Carlos Jonguitud Barrios, también en un ajuste de cuentas fue derrocado de la dirigencia del SNTE. Manuel Camacho Solís, a la sazón jefe del DDF, sugirió a la Maestra como su relevo.

A diferencia de su antecesor y maestro, a quien “La Maestra” agradecida, le gestionó una salida digna, ella no la tuvo.

-“Sólo le pido, señor Presidente, que no le imponga la misma suerte que a Joaquín Hernández Galicia” (usar la fuerza pública y encarcelarlo).

“Que sugieres”.

“Dele una salida digna”.

La petición expresa de la maestra fue atendida. El dirigente de Vanguardia Revolucionaria, fue expulsado del país.

“No sabes lo que es ser perseguido por el sistema”, confió a su regreso del exilio, el maestro Jonguitud. “No me dieron tiempo ni de empacar mi ropa. Apenas dos boletos, uno para mí y otro para mi esposa”.

El destino de Elba Esther fue el mismo que el del dirigente petrolero.

En espera de su libertad, sin resentimientos, “La Maestra” reflexiona: “Entiendo que así es la política, soy una profesional del servicio público, sé de tiempos y acuerdos”.

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