La insatisfacción con la forma de hacer política es evidente. Para buscar solucionar esta situación, el país ha intentado responder con sucesivas iniciativas de reforma en materia electoral.
Los partidos tradicionales agencian, en no pocas ocasiones, intereses particulares o de grupo y tienen muy poca capacidad de decidir en torno a la provisión de bienes públicos. La sistemática rotación de dirigentes en los cargos de elección popular, incrementaron el desencanto de la sociedad en la democracia.
Los cambios introducidos se orientan a mejorar la competencia. Para ello el constituyente busca enriquecer la participación del electorado, más allá de los partidos tradicionales que, se considera, ahoga al sistema político, permitiendo nuevas alternativas que recojan la diversidad y la complejidad social del país.
El nuevo orden constitucional da lugar a que el poder fluya no solo de arriba hacia abajo, sino también desde lo local.
Fruto de esa reconfiguración del poder territorial surgen nuevas expresiones, rompiendo el control que ejercen los partidos tradicionales, abriendo cauces a nuevas expresiones políticas y demandas ciudadanas. Bajo el amparo de la concepción de democracia participativa, la reforma electoral da lugar al reconocimiento de movimientos políticos y a la entrada en competencia de grupos significativos de ciudadanos.
La sociedad, ajena a los partidos tradicionales, encuentra así, la oportunidad de quebrar el monopolio de la política, en su legítimo derecho a decidir en lo que es suyo.
Los políticos han terminado representando los intereses de los dirigentes que les postulan, incapaces de defender la provisión de bienes públicos. De ahí su crisis de legitimidad. Su forma de operación lleva a respuestas privadas, pero la sociedad reclama respuestas colectivas en temas críticos como servicios públicos, derechos sociales y seguridad ciudadana.
No debe sorprendernos que, en este contexto, 52 organizaciones notificaron su intención al Instituto Federal Electoral, de constituirse como partido político nacional, entre ellos el Movimiento de Regeneración Nacional, A. C. (MORENA), que encabeza Andrés Manuel López Obrador. En el caso particular de Guerrero, también presentaron su solicitud ante el Instituto Electoral del Estado, organizaciones para constituirse como partidos políticos estatales: Sinergia Social, Organización Política, a la cual se afilió el exgobernador Zeferino Torreblanca Galindo; y el Partido de los Pobres, promovido por el exdiputado Rubén Valenzo Cantor, entre otros.
La posibilidad de que Zeferino Torreblanca Galindo participe como candidato a la presidencia municipal de Acapulco, y por la alta valoración de su administración (1999-2002), por sí misma genera la mayor de las inquietudes.
Otros esfuerzos se han dado en esta ruta. El Partido Cívico (PCG) que nucleaba a capaces guerrerenses: Pilar Campos Tapia, Patricio Abarca Martínez, Leoncio Domínguez Covarrubias (+), Genaro Vázquez Solís, Serafín Núñez Ramos, Ventura Reyes Uriotegui, et, al, quienes por razones diversas no continuaron en su propósito y hoy participan de manera positiva en organizaciones sociales y de producción.
Porque Sinergia Social, Partido Político en Guerrero?
El desencanto en la democracia lleva a politólogos y legisladores a repensar conceptos establecidos y construcciones analíticas de episodios y declives del sistema de partidos.
Sinergia Social, que se inscribe en esa corriente de pensamiento, reúne el esfuerzo de un grupo de guerrerenses comprometidos con la democracia, justicia y bienestar social, sin distingos ni discriminación de ninguna clase. Se nutre en los principios de libertad, federalismo y laicidad.
En las condiciones de subordinación política, Sinergia Social es una propuesta independiente que enriquece el espectro y la oferta para el proceso electoral del 2015.
A diferencia de Coahuila, por ejemplo, que cuenta con 7 partidos políticos locales e igual número de nacionales, en Guerrero el monopolio de la política, hasta ahora, está reservado a la representación nacional. En el pasado proceso de Puebla participaron dos partidos estatales por primera vez: Compromiso por Puebla y Pacto Social de Integración. En San Luis Potosí lo hicieron los Partidos Socialdemócrata y Conciencia Popular y, así, podríamos enumerarlos en otras entidades.
México y Guerrero en particular, necesitan no solo más, sino mejores partidos, que expresen su diversidad social y política de manera institucional. Que encaucen el reclamo regional, diferente, en muchos casos, de la agenda de los partidos nacionales. Y, sobre todo, que la plataforma y la próxima elección sea enriquecida por la acción, entusiasmo y prestigio de nuevos actores.
aresza2@hotmail.com
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