26 de junio de 2014

Pobreza y migración de menores


En estos momentos miles de niños migrantes mexicanos se encuentran en instalaciones militares del gobierno norteamericano, habilitadas para atender esta oleada de indocumentados, a la que el presidente Barack Obama calificó como “crisis humanitaria”. Cantidad semejante se encuentra en territorio mexicano, en la frontera norte, recién repatriados, hacinados en instalaciones insuficientes, a la deriva en las ciudades fronterizas, dispuestos a cruzarla nuevamente.


Este fenómeno rompe con el enfoque tradicional de la migración internacional, por la creciente importancia que los menores juegan en este proceso, que ya no responde al patrón conforme al cual sus desplazamientos se explicaban por la migración de sus padres u otros familiares.

En años recientes los niños también migran al vecino país del norte no únicamente por motivos de acompañamiento y de reunificación familiar, sino también con objetivos laborales. Cabe señalar que en las comunidades de origen no solamente están los niños, hijos de migrantes que se han quedado al cuidado de la familia extensa, sino también otros menores migrantes de retorno, que han regresado con su familia. En este sentido en las escuelas de Michoacán, por ejemplo, zona de alta migración, se encuentran niños que han estado en sistemas escolares de México y Estados Unidos en algún momento de su vida. De manera que en el aula pueden compartir niños que no han salido de su comunidad con otro niño que hablan poco español, porque la mayor parte de su vida ha estado en el Norte, lo que favorece la socialización de los significados de la migración.

De ahí que las aspiraciones laborales y de vida de los niños son afectadas por la migración internacional, señala un estudio desarrollado por William Kandel en Zacatecas. Las experiencias migratorias de familiares o conocidos favorecen a que los niños planeen trabajar en los Estados Unidos.

Vivir en el norte no es concebido como una opción, sino como un imperativo. Si bien la inmigración ilegal es asunto habitual en las relaciones México-Estados Unidos, en los últimos meses los miles de menores no acompañados que entran por la frontera sur estadounidense han disparado las alarmas.

Cifras del gobierno estadounidense dan cuenta que del primero de octubre de 2012 al 30 de septiembre de 2013, las autoridades fronterizas norteamericanas interceptaron más de 24,000 menores que ingresaron clandestinamente y sin la compañía de un adulto. Muchas de ellas niñas. En los ocho meses posteriores, la cifra creció a más de 52,000.

El flujo de niños y jóvenes sigue acrecentándose y supone un peligro enorme de seguridad, ya que en muchos de los casos caen en manos de redes de coyotes (mafias de traficantes de personas);; se exponen a secuestros, violaciones o asesinatos por parte de los grupos del crimen organizado que operan en el territorio nacional.

Hace unas semanas Barack Obama se refirió al cruce de niños sin papeles hacia Estados Unidos como un “asunto humanitario urgente”. El presidente pidió al Congreso una partida extraordinaria para poder hacer frente a la oleada de indocumentados y el gobierno habilitó bases militares para atenderlos. Sin embargo, la capacidad de estos albergues también se vio desbordada, lo que ha generado una crisis sin precedentes en ese país.

Entre octubre de 2013 y mayo de 2014 la Patrulla Fronteriza ha detenido a 46,188 menores de 17 años. Hace 13 años la cantidad de niños indocumentados que llegaban a EU no superaba un promedio de 6,700 al año.

Este incremento se ha disparado por la confusión que generó el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, implementado por el gobierno norteamericano, que es una determinación que aplaza la deportación de un individuo bajo el ejercicio de la discreción procesal, con requisitos muy específicos.

Capturados en el momento de cruzar la frontera, al violar la legislación migratoria, tienen que ser deportados. Estos niños pueden tener diferentes trayectorias: Unos regresan a sus lugares de origen, otros quedan a la deriva en situación de calle y otros vuelven a intentar cruzar la frontera. Un proceso de todos los días en el que los niños son los protagonistas. Estos miles de niños, denominados en los discursos oficiales como el futuro de México, su presente es alarmante, situación que pone en evidencia el fracaso de políticas sociales, educativas y económicas implementadas por el gobierno mexicano.

Sin dejar de reconocer el trabajo que realizan los Consulados de México en aquel país y su coordinación eficiente con las oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores en nuestras ciudades para atenuar su vulnerabilidad, es indispensable abordar las causas que producen la migración infantil, en concreto la pobreza, la inseguridad y la falta de ley y de orden.

aresza2@hotmail.com

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